ATAQUE A LA SOBERANÍA LATINOAMERICANA
Ataque a la Soberanía Latinoamericana.
¿Narcotráfico o Riqueza Mineral?
La tensión entre Estados Unidos y varios países de América Latina, particularmente Venezuela, ha escalado en los últimos años, con un discurso agresivo por parte del gobierno estadounidense que ha incluido amenazas de intervención militar y acusaciones graves como la de "narcoterrorismo". Este escenario, que recuerda a episodios de la Guerra Fría, merece un análisis profundo para desentrañar las verdaderas motivaciones detrás de lo que, a simple vista, parece ser una cruzada contra el narcotráfico.
El discurso oficial de Washington sostiene que sus acciones y amenazas están justificadas por la necesidad de combatir el narcotráfico y desmantelar supuestas redes criminales que operan desde Venezuela. Sin embargo, esta narrativa se desmorona ante los hechos y las evidencias proporcionadas por organismos internacionales. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha reiterado en múltiples ocasiones que Venezuela no es un país productor de drogas a gran escala. Sus informes demuestran que la producción de cocaína se concentra principalmente en Colombia, y que la inmensa mayoría de la droga (alrededor del 87%) sale por la costa del Pacífico, muy lejos de las aguas territoriales venezolanas. El porcentaje de tráfico que se ha detectado en Venezuela no supera el 5%, y el gobierno venezolano ha mostrado un compromiso, con resultados tangibles, en la lucha contra este flagelo.
Entonces, si la justificación del narcotráfico no se sostiene, ¿cuáles son las verdaderas razones de esta agresión "desmedida" y de la escalada de amenazas, incluso de corte nuclear, contra un país soberano? El patrón de agresión se repite en otros países latinoamericanos con gobiernos de corte progresista y de izquierda, lo que sugiere que el verdadero objetivo no es la droga, sino la ideología política y, sobre todo, el control sobre los vastos recursos naturales de la región.
En el caso de Venezuela, la respuesta parece obvia. El país posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Además, su subsuelo es rico en una variedad de minerales estratégicos como oro, coltán, diamantes, hierro y bauxita. A esto se suma la importancia geopolítica de su biodiversidad y su acceso a la cuenca del Orinoco, una de las mayores fuentes de agua dulce del planeta. En un mundo donde la demanda de energía y de minerales críticos no hace más que crecer, el control sobre estos recursos se convierte en un imperativo estratégico para las grandes potencias.
Las amenazas y sanciones impuestas por Estados Unidos parecen estar diseñadas para desestabilizar la economía venezolana, crear un ambiente de caos social y, en última instancia, propiciar un cambio de gobierno que sea favorable a los intereses de Washington. La narrativa del "narcoterrorismo" no es más que una excusa para justificar una agenda de intervención y dominación. Los países latinoamericanos, con sus gobiernos progresistas, han buscado fortalecer la soberanía nacional, diversificar sus socios comerciales y alejarse de la dependencia histórica de Estados Unidos. Esta postura es vista como una amenaza a la hegemonía estadounidense, y las represalias no se han hecho esperar.
En conclusión, el ataque de Estados Unidos contra Venezuela y otros países de la región no es una cruzada contra el narcotráfico. Es una guerra económica y geopolítica que busca mantener el control sobre los recursos naturales y la orientación política de América Latina. La excusa del narcotráfico es una cortina de humo que oculta un interés mucho más profundo y perverso: el petróleo, el oro, el coltán y el agua. La defensa de la soberanía de nuestros pueblos es, hoy más que nunca, la primera línea de resistencia contra un imperialismo que no ha cambiado sus métodos, solo ha adaptado su discurso para seguir depredando las riquezas de nuestra América.
EDV-NOTICIAS
Jesús Fernando Rodríguez Prieto
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