EL ESCUDO DE LA PAZ




Artículo de Opinión 

El Escudo de la Paz. 

¿Inmunidad Geopolítica para Machado?

La noticia de que María Corina Machado ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025 ha desatado una ola de reacciones que va más allá de la simple celebración. 

Para una parte considerable de la opinión pública, especialmente dentro de Venezuela y entre voces críticas a la política exterior de las grandes potencias, este reconocimiento no es solo un homenaje a la "lucha por la democracia," sino un calculado movimiento geopolítico destinado a blindar legal y políticamente a la líder opositora.

El Efecto "Paraguas" del Nobel

La tesis es clara, un Premio Nobel de la Paz confiere una estatura moral y una visibilidad global que dificultan enormemente cualquier acción legal o judicial en su contra, especialmente aquellas provenientes del gobierno que se busca combatir. 

Al ascender al estatus de "ícono mundial de la paz y la libertad," cualquier intento de enjuiciamiento o detención, incluso por cargos graves como traición a la patria o conspiración, es automáticamente percibido por la comunidad internacional (y por los gobiernos que la respaldan) como una "persecución política" y una afrenta directa a los ideales del Nobel.

Esta protección implícita funciona como un "paraguas de inmunidad" no oficial. Los críticos señalan que si sobre la figura de Machado recaen acusaciones de haber apoyado medidas económicas (sanciones) que han deteriorado las condiciones de vida de millones de venezolanos o de haber estado asociada a la gestión opaca de activos de la nación en el extranjero —cuestionamientos que han sido esgrimidos por el oficialismo y algunos sectores independientes—, el Nobel las eclipsa de la noche a la mañana.

¿Un Rescate Político o un Legitimador de la Causa?

La controversia se intensifica al considerar que la credibilidad de un liderazgo político se mide por sus resultados y su apoyo interno. 

En un momento de intensa polarización, y después de procesos internos y coyunturas que han generado dudas sobre la unidad y la transparencia en algunos segmentos de la oposición, el Nobel actúa como un poderoso legitimador externo.

El galardón, argumentan los escépticos, no solo salva a la persona de posibles consecuencias legales, sino que revitaliza y revalida su liderazgo frente a sus bases y, crucialmente, frente a sus aliados internacionales. 

Al premiarla, el Comité Noruego del Nobel (consciente o inconscientemente) emite un juicio sobre la situación venezolana que se alinea con la narrativa de las potencias occidentales, presentando a Machado no solo como una política, sino como una "defensora de la paz" que lucha contra un "régimen criminal," tal como lo han expresado algunos miembros del comité y voces pro-Nobel.

La Peligrosa Mezcla de Paz y Política

En última instancia, la postulación y, supuestamente, la concesión del Nobel a María Corina Machado, según su punto de vista, ilustra la peligrosa tendencia a confundir el activismo político con la labor pacificadora. 

Si el Nobel de la Paz se convierte en una herramienta para proteger a aliados políticos de un bando específico o para legitimar una agenda de cambio de régimen—que ha incluido llamados a la intervención o el apoyo a sanciones—, el premio pierde su pureza moral y se transforma en otra ficha en el tablero de la geopolítica.

La historia ha demostrado que la paz genuina requiere el diálogo, la reconciliación y la no violencia. Si el Premio Nobel es usado para evadir la rendición de cuentas o para santificar a figuras envueltas en disputas de alta tensión, se corre el riesgo de convertir al más prestigioso galardón de la paz en un mero símbolo de la impunidad política internacional.

EDV-NOTICIAS 

Jesús Fernando Rodríguez Prieto 


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